martes, 16 de noviembre de 2010

Las ventajas de las gallinas de viento

Porque apenas ocupan sitio

en sus perchas de corrientes de aire

y no picotean mis domésticas sillas.

Porque no desprecian las duras mondas de los sueños,

ni corren tras las letras

que el cartero pierde cada mañana ante mi puerta.

Porque se quedan quietas

de la pechuga al penacho,

paciente superficie, escrita en letra pequeña,

sin olvidar plumas ni apóstrofos...

Porque dejan la puerta abierta

y la clave sigue siendo la alegoría

que canta de vez en cuando.

Porque sus huevos son tan ligeros

y digeribles, traslúcidos.

Quién vio ese instante

en que el amarillo se harta, agacha las orejas y calla.

Porque su silencio es tan suave,

la carne del mentón de una Venus,

las alimento...



A menudo con viento del Este,

cuando pasan las hojas de tabiques intermedios,

se abre un nuevo capítulo

y me apoyo feliz en la valla,

sin tener que contar las gallinas...

porque son innumerables y se multiplican sin pausa.

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